domingo, 8 de julio de 2018

El Fuego de la Fiesta comienza a extinguirse en Santiago de Cuba


Los ardores de la edición 38, de la Fiesta del Fuego, comenzaron a extinguirse tras sacudir a la ciudad mediante un programa de actividades artísticas, académicas y festivas con Puerto Rico en su eje.

Una vez más, la ceremonia de homenaje a la rebeldía esclava en lo alto del Monumento al Cimarrón, a un costado del Santuario de la Virgen de la Caridad, en el poblado de El Cobre, fue uno de los momentos más originales y significativos del Festival, con su carga de simbolismo y resistencia.

El espectáculo de gala de la cultura boricua, a la cual se ha consagrado la cita, fue igualmente una ocasión de lujo que mostró, en el Teatro Heredia, lo mejor de la espiritualidad de un pueblo aferrado a sus raíces y a su identidad a pesar de décadas de coloniaje.

Las sesiones del espacio teórico, El Caribe que nos une, profundizaron en la amistad entre Cuba y Puerto Rico, la esclavitud y el capitalismo moderno, la situación económica de esa Isla, en particular tras el paso del huracán María; la migración hacia La Florida y los desafíos de nuestras culturas frente al neoliberalismo.

Las jornadas dominicales prevén la Fiesta campesina El platanal de Bartolo; el Gran Gagá, festividad de origen haitiano; la Oda a Yemayá en la playa Juan González, con fuerte acento en las religiones cubanas de origen africano, y la carga de la mpaka, símbolo del Festival Internacional del Caribe.

Por la noche, el concierto del puertorriqueño Andy Montañez junto a la orquesta cubana Los Karachi, en el coliseo santiaguero, genera expectativas entre los pobladores  y cientos de participantes de unos 28 países que toman parte del jolgorio desde el martes.

Mañana se conocerá el país que será invitado de honor de la edición 39, dedicada ya a los 60 años de la Revolución cubana, acontecimiento histórico que es trasfondo de estas puertas abiertas desde la urbe a los pueblos y las culturas caribeñas y latinoamericanas.

Como colofón, tendrá lugar el Desfile del Fuego desde el corazón urbano, el Parque Céspedes, hasta la Avenida de La Alameda, donde en la noche será quemado el Diablo, un exorcismo colectivo que ayudará a espantar adversidades y dejará abierta la senda para otro encuentro en el verano del 2019.

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